¿Y… si nos animamos a saltar?

 

Imagina estar aproximadamente a 13500 pies de altura (algo así como 4.1km) y de pronto alguien abre la puerta del avión y te obliga a saltar de mismo, ¿lo harías?

Pero que pasa si ese “alguien” que te está obligando a hacerlo, es realmente tu emoción de vivir cosas extremadamente emocionantes….

Bitácora del capitán:

16 Agosto, 2016: el sujeto lee un artículo del diariodigital que lo hace pensar seriamente en saltar en paracaídas…

22 Diciembre, 2016: el sujeto no puede sacarse de la cabeza la idea de saltar en paracaídas.

21 Enero, 2017: el sujeto inicia a teorizar la caída con base en la mecánica clásica…

25 Febrero, 2017: el sujeto contacta una agencia de paracaidismo.

9 Abril, 2017 0600 horas: el sujeto se levanta temprano, se arregla, toma su vehículo, se dirige al puerto de San José en Guatemala, y se presenta a la escuela de paracaidismo.

9 Abril, 2017 0900 horas: el sujeto esta en el lugar, listo, emocionado.

9 Abril, 2017 1100 horas: el sujeto esta listo para saltar.

9 Abril, 2017 1130 horas: el sujeto salta del avión…

9 Abril, 2017 1130 01:00 – 08:35: … …

9 Abril, 2017 1150 horas: el sujeto sobrevivió…

En resumen es una enorme emoción combinada con una plena conciencia de que si el paracaídas no se abre: game over! (quizá querrás estar a cuentas con tu creador)

La emoción inicia desde que llegás a la escuela de paracaidismo y ves que las personas están preparándose para el salto, suben al avión, el avión despega, luego “hay apertura” y luego todos inician a aterrizar, obviamente como están tan alto no logras ver cuando saltan del avión ( a menos que lleves binoculares).

Ya se, no voy a aburrirlos con una historia más acerca de paracaidismo, pues esa no es la intención, pero supongo, que esa es exactamente la misma sensación que sentís cuando vas a dar un paso muy importante en tu vida, una decisión que cambiará todo en tu vida, un camino que seguir que puede ser muy distinto al que has traído. Al inicio tendrás emoción, poco a poco esa emoción por tomar esa decisión te hará sentir miedo, quiza muchísimo miedo, y luego llegará el momento justo en el que hay que tomar la decisión y aquí la pregunta es sencilla: “¿salto o no?”. Es la misma sensación que sentís cuando estas en una tarea sumamente dificil y estas a punto de romperte y decir: “me rindo”… pero sin darte cuenta, tu temple no se rompe, te sigue presionando para que tomes esa decisión, te sigue presionando para tomar ese camino, te sigue presionando para que hagas el salto… y … ¡saltas!…

Justo al momento después de saltar, el aire es como una sábana de agua que te da la sensación de ahogarte y que no hay forma de respirar… luego tu cerebro razona y te obliga a respirar (también los pulmones) así que inicias a respirar, en esto caes en la cuenta que ¡SI se puede! y luego de iniciar a respirar, entonces tomas conciencia de que estas cayendo y… a disfrutar de la caída porque para eso, para eso justamente, es que decidiste hacerlo, para caer libremente y disfrutar esa caída.  ¿Y si no se abre el paracaídas?… bueno, quizá el universo ya había planificado que era hora de reciclarte.

¿Y si pasara lo mismo con las decisiones de la vida? en realidad, a concepción de este humilde servidor, pasa exactamente lo mismo, justo luego de tomar las decisiones importantes en tu vida, sentirás que todo se te viene encima, que todo se te junta que te da la impresión de que te ahoga, es normal, estás cambiando tu forma “normal” por algo que te está exigiendo aún más porque dejaste tu confort, exacto, de eso se trata la vida, de tomar decisiones, de atreverse a tomar las decisiones, de saltar, y que luego que te sintás ahogarte, tu cerebro pongas las cosas en orden y simplemente ¡Respiras!, y es ahí cuando inicias a disfrutar la caída, a disfrutar la decisión, a disfrutar del paisaje desde esa vista, a disfrutar de la vida ahora desde la perspectiva de la decisión que has tomado. ¿Y si no se abre el paracaídas?… en las decisiones de vida… bueno ¿y que? ya tomaste la decisión, ahora enfrenta las consecuencias, claro que SI, como en toda decisión vas a tener 50% de probabilidades de triunfar y el restante de ganar. ¿si pero y si me equivoco? bueno, por lo menos ya probaste que estabas equivocado pero y ¿si no lo estabas? perdiste toda esa sensación que hubieras experimentado (caída libre) si hubieras tomado ese camino/esa decisión.

Al final, queda una enorme, enorme satisfacción por hacer eso que muchos otros no se animan a hacer, por distintas razones y que hace que tus emociones se eleven.

Justamente eso es lo que te queda cuando te atrevés a tomar esa decisión que quizá todos te criticarán, que la sociedad va a tachar, esa decisión que para muchos “da miedo” y para otros “da vergüenza”, pero que finalmente tomaste, porque ese era tu deseo, lo que tanto anhelaste.

Por eso siempre dicen: “uno está, donde realmente quiere estar; no donde la vida te pone”.

Por cierto, una de las historias de una persona de la escuela de paracaidismo fue: “cuando uno salta, se da cuenta de lo pequeño que es el ser humano y que solo falta despegar los pies de la tierra para saber que no sos nada y que en un momento se puede acabar todo. Adiós arrogancia.”

Qué estas esperando, ¿nos animamos a saltar?

 

 

Deja un comentario