Como que ya va siendo hora de aterrizar jovenes…

“As the 2019 draws to a close” redactarían muchos verdaderos escritores de revistas importantes, en referencia al año que se va terminando, para continuar con sus mejores deseos para todos sus amigos, conocidos y lectores, mientras que también les hacen el clásico recordatorio: “no olvidar que este anio es un libro en blanco, tu decides que escribes en él” … como si no hubiéramos leído eso antes y de todas formas siempre terminamos haciendo un desastre el año.

“fíjense ustedes que” para variar el Ronmell se puso a filosofar un poco sobre todo esto, -ni contarles de los rituales algo ‘extraños’ acerca del color de la ropa el día de fin de año, etc.…- y sobre como la gente se pone algo romántica haciéndose todas esas promesas a ellos mismos (de los placeres de ir/volver en tren al/del trabajo, así que hay tiempo de sobra para pensar), pues resulta que la verdad -verdadera-, me recordé de una publicación que vi en una de todas esas redes sociales, de una persona que conozco (channananan …. Jajaja ya me estará odiando esta persona si me está leyendo) sobre la renovación de sus propósitos de nuevo año y todo ese bla, bla, bla disculpándose con todos por haber fallado en los del año anterior… entonces, material para este joven pensador, es decir, después de las carcajadas que solté al leer la publicación, resulta que inicié a preguntarme cual era el “chiste” de hacer este tipo de cosas. Es decir, normalmente uno tiene un ‘todo list’ o ‘bucket list’ o ‘mis pendientes’ pues, y a partir de aquí uno va marcando que hizo o que no hizo, pero de ahí, a establecerse unos ‘propósitos de año nuevo’ que ni en el olimpo se los propondrían los semidioses, eso si ya está medio ‘salido del guacal’ diríamos en el pueblo del que vengo.

En fin, vamos al grano, en mi humilde concepción, hacerse propósitos de fin de año, pareciera mas una cosa a llenar como requisito antes que realmente hacer las cosas, generalmente con mis amigos diríamos “hablar es fácil”.

Por allá por los años de más juventud y unas cuantas muchas libras menos, resulta que había un grupo de música que nos gustaba escuchar, con mis amigos, el grupo se llamaba rojo y una de sus canciones decía algo así:

“el querer y el hacer

Son como sombra y luz

Puedo hablar, puedo planear

Pero si no hay acción, todo es paja…”

Que por cierto, en mi Guatemala, la última palabrita tenía una connotación no tan bonita, así que cuando muchas chicas escuchaban esto se quedaban así como “ ¿¿que?? Dijo …. ¿?” (algo así como cuando en aquella canción de Lynda decía algo así como “yo puedo ser muy tierna o puedo ser mu perra! -buena la canción por cierto- igual que la de “ay ay ay” de ella misma y la de… jaja ok, los dejo en paz pues) en fin, no voy a ahondar en esto, pero si en que la paja es lo que queda del trigo, es decir, el verdadero fruto es el trigo, es lo que sirve para sus ricos panecitos que se comen o pues en el caso de los que dicen “yo soy fit” entonces es lo mismísimo que se usa para hacer sus galletas “diet”. Ingredientes más, ingredientes menos. De nada.

Entonces volviendo a la frasecita, al final, lo que decía esta canción era: miren ya dejen de planear y planear pues si no van a hacer nada, no van a tomar acción, es simple, es absolutamente NADA.

Volviendo al post, resulta que es fácil pensar que hacer los propósitos de año nuevo sin tomar ninguna acción es casi que mejor decir no planifico nada y listo, hasta ahorrarse tiempo es beneficioso.

Ya no me acuerdo hace cuanto tiempo fue que yo deje de si quiera decir voy a pensar en los propósitos de nuevo año, en su lugar decidí aplicar una sola regla:

Mandar a la chingada LOS MIEDOS y solo eso.

Les juro… no, no, perdón, les aseguro, con eso ya avanzaron mucho.

Aprendan a deshacerse de los miedos a hacer las cosas, sean decisiones correctas o torpes, pero con el hecho de perder el miedo a hacerlas ya avanzaron mucho. Por cierto, clic en la chingada para conocer a donde tienen que mandar esos miedos… Saludos jóvenes de la creación.

Deja un comentario