No lo sé, preguntále al caballo.

Descargo de responsabilidad.

En este blog hablaremos como lo hacemos en mi pueblo, Guatemala, si a algún lector no le gusta la forma porque se las lleva de extranjero-guatemalteco -con eso que les gusta presumir sus apellidos- con mucho gusto puede deslizar hacia la izquierda, y continuar haciendo sus interesantes retos virales…

Si usted es extranjero, sepa usted que así es como nos hablamos en mi pueblo Guatemala, espero le guste, y si no, pues lo invito a que visite Guatemala, las cosas se ponen aún mejor person-to-person.

Otra: Si, esta historia se trata de algo que no está ligado a la religión cristiana, así que si a este punto, su líder religioso se enoja que usted lea algo más que no viene en su libro de religión, o si usted mismo ha llegado a un punto en el que no le interesa ningún otra historia distinta a la que está en su libro de religión puede: deslizar a la izquierda, o bien continuar hacia Google.com y buscar sus memes o citas dichas por alguno de sus líderes religiosos, o bien seguir haciendo videos en las apps aquellas para divertir a los suyos.

También: Si a usted solo le interesan telenovelas… si, cabal, esto no es para usted.

Una más: si a usted lo regaña su pareja por estar leyendo otra cosa que no esté en sus libros de religión. Felicidades, arriba dejo opciones para hacer.

Una última: si a este punto ya se enojó, gracias por llegar a este punto, le prometo que no cambiará la forma de redacción de lo que continúa en este post, por lo que ya sabe cuales son las dos opciones que tiene.

Ahora sí.

Si usted alguna vez, y estoy 99% seguro que si, ha escuchado acerca del budismo, seguramente sabrá que hay ciertos “flavors” (casi casi pero casi parecido al cristianismo y sus sabores); uno de ellos es el Zen que se cimenta sobre un fuerte hincapié en la meditación y en la visión de la vida diaria. Interesantemente este sabor del budismo se ha convertido en una de las religiones más practicadas en el mundo, después del hinduismo. El Zen es bien interesante pues se enfoca en historias sencillas y alegorías para demostrar grandes enseñanzas, (seguramente a este punto ya iniciaron a ver más parecido a la religión más popular en Latinoamérica), en particular hay una que me gusta muchísimo, sobre todo porque pareciera que uno ya ha aplicado suficientemente esta historia cada vez, hasta que de nuevo aparece una que también permite la aplicación de la misma, así que para deleite de muchos, procederé a contarles. De hecho, el desarrollo de su historia es parecida a aquella analogía de “la vaca” que es una historia de como 5 líneas pero que con el tiempo ha cambiado y hasta hay escritores muy inspirados que hasta han hecho libros completos de esto; yo como no me gusta que adornen el plato con tanta cosita como si fuera “china shop”, me gusta comerme directamente la carne, así que ahora sí, aquí vamos.

Como expliqué al inicio, lo voy a poner en las palabras de mi pueblo, asi que, ¡pasen que hay lugares, jóvenes de la creación!

El caballo.

En una loma, hasta lo mas alto, hay un caballo que viene a toda velocidad bajando la loma, quien lo monta, pareciera tener algo super urgente que ir a hacer, pues va a toda velocidad bajando la loma; parado en el camino hay otro hombre, que cuando mira que el caballo viene a toda velocidad, le da miedo que el caballo pase tirándolo, así que lo primero que hace es gritar con todas las fuerzas: “Vos chavo, hacia dónde vas?” para preguntarle al don que va sobre el caballo; éste responde: “No lo sé, preguntále al caballo”.

La enseñanza estándar de esta alegoría, o cuento lo que sea que fuese, no soy estudiado en literatura así que no me aleguen en su mente por favor, es que el caballo representa nuestros hábitos, algo que en el budismo se llama “habit energy”, y no, no es “energy habit” por si me quieren corregir en inglés, no porque esté mal escrito sino porque no quiere decir “hábito de energía”; sino más tal cuál está escrito: la energía de hábito, que se refiere a que el hombre está tan sumergido en su día a día, cosas que ya ni piensa, que simplemente hace por memoria y que con el estrés de nuestras tareas diarias totalmente se le olvida de detenerse y pensar acerca de ellos, de razonar acerca de los mismos; el simple hecho de que la respuesta es “preguntále al caballo” lo que está implicando es que ni siquiera le es posible detenerse, porque es el caballo el que lleva el control, ya es imposible bajarse o cambiar de dirección pues es el caballo el que ya se controla solito.

Que les parece si cogemos un clásico ejemplo de nuestro día a día, hablemos de los días en los que como que alguien se levanta odiando a todo el mundo y termina haciendo pleito con cualquiera, es imposible que se controle, porque ya no es él o ella, ya es el caballo quien lleva el control (todas las emociones por las que se deja manejar). O el otro escenario, cuando se está teniendo una discusión y de la nada una de las partes lanza el primer golpe, ya no hay forma de preguntarle ¿Qué puchis vos? Pues ya no es la persona quien tiene el control sino es el caballo; o quizá cuando dos personas están hablando de política, y siempre terminan yéndose a los golpes o hablando pendejaditas, ya no son ellos, ya es el caballo el que tiene el control.  O de repente si están hablando de su dichoso “intelectualísimo” futbol, que casi siempre los seres vivos que tienen esas discusiones terminan yéndose a los golpes, ya el caballo ha tomado el control.  O… y aquí ya casi me van a maldecir en sus mentes, cuando se habla de religión, nada mas hace falta no estar de acuerdo con un par de creencias de la otra parte para que se armen los cachimbazos (m*****asos diría el mono de oro cuando estuviese vivo) o peor, solo hace falta decir mencionar algún HECHO que la otra persona no sepa y que medio socave su religión para que se vayan directo al cuadrilátero de los golpecillos. Así que la próxima vez que vean que el caballo inicia a agarrar aviada, mejor antes que les tiren el marcadoraso, huyan de ahí, pues el pendejo no se quiere ensuciar solo, sino buscará la forma de ensuciar a quien esté en su camino porque su cerebro es incapaz de reaccionar de forma distinta.

Todas las historias anteriores terminan siendo historias de pocos instantes, historias que pueden pasar un día a otro y al siguiente día, sentirse como pendejo o pendeja (para que vean que aquí somos inclusivos :OP pero burros para escribir) por el ridículo que se ha hecho, pero igual “ya pasó”.  Ahora, y si en realidad, el caballo también representara aquellas decisiones de las que ya no “podemos echarnos para atrás”, la voy a poner sencilla, porque no quiero levantar calores y que en su mente me digan “vos no sabes nada de la vida por eso hablas”, (gracias al Creador, no somos psíquicos sino escucharíamos las grandes madriadas que nos darían las personas en sus mentes, la naturaleza es sabia jaja, eso y que también sabrían nuestras chistosadas y muladas que pensamos, en fin, gracias Creador, te la echaste buena, si con solo vernos nos peleamos, imagináte… jajajaja), es como tomar un camino que sabemos que va a durar largo y ya no poder cambiar de camino, imagínense … estudiar una carrera que nos terminará dando de comer por el resto de nuestras vidas y que: (1) somos bien mediocres y pendejos para ejercerla y/o (2) no nos gusta ejercerla. Como diríamos en mi pueblo, nos lleva la chingada, ahora sería “nos lleva el caballo”, y cuando nos pregunte “¿cómo te va vos?” la respuesta en nuestra mente sería “no lo sé vos, pregúntále al caballo”. Quizá por eso mi madre solía decir, “pensá bien que vas a hacer o decir, si va a ser una burrada, tenés que estar ya listo con las orejas y la cola, así al menos no le jodés la vida a alguien más para pedirle prestado”… jaja y pensar que hasta podría acuñarlo como un “proverbio guatemalteco” jaja.

En fin, pinche caballo que nos lleva a la chingada jaja, pero no nos hagamos los inocentes, o sea ya nos pusimos en los zapatos del hombre que estaba en el camino parado viendo como al otro se lo llevaba el caballo a toda velocidad, pero la verdad es que a veces somos nosotros los que vamos en ese caballo; “el clavo” es que difícilmente vamos a encontrar a alguien, que en ese instante, justo en ese instante, nos pregunte “¿hey, a dónde vas?”, para que al menos nos detengamos para hilvanar la oración: “no lo se, preguntále al caballo”…

Pero… si hay alguien en su vida, que haga esa tarea, siéntanse dichosos o bueno sintámonos dichosos, cualquiera ya nos hubiera mandado a la chifurnia y le hubiera valido tres quesos que el caballo siga corriendo bajando la loma y eventualmente irnos a hacer pasta humana en algún lugar. Entonces, ¿qué queda? Bueno no seas malagradecido y dale gracias a esa gente que se preocupa por vos, quizá no porque está en tu mismo camino, sino porque desde otro lado de la loma ha visto como otros se han ido a hacer pedazos al mismísimo lugar (la chingada) y ahora como ya se dió cuenta que no te puede detener en tu caballo, lo único que puede hacer es decirte “¿hacia donde vas?”… La próxima vez que vayas en tu caballo a todo galope y que alguien te pregunte “hacia donde vas”, y después que te hayas bajado del caballo, al menos tené la decencia de decir gracias a esa persona. De nada.

Y si les toca estar en el camino viendo como alguien que les importa va en su caballo echando punta a toda velocidad, pregúntenle “hacia donde van”, o háganse un lado, no vaya a ser que el caballo inicie a “repartir leña” dirían los comentaristas del futbol acerca de la selección de mi pueblo, Guatemala.

Gracias por aguantar llegar hasta este punto de la lectura, ya pueden continuar con sus actividades del día 😊 o noche…

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